Treinta y cinco pesos, eso era lo que tenia en la bolsa, y lo primero que dijo el Sr. Taxista -treinta y cinco pesos carnal- Esa cantidad me costó pagar por el viaje hasta mi casa, y por tener la respuesta a mi duda más grande.
-Yo tengo la respuesta a esa duda amigo, mis investigaciones me han dado esa respuesta..
-De verdad, usted la tiene?
-Sí, tengo la respuesta a esa pregunta... A poco no has alguna vez salido de tu casa con tu mejor calzado, con tu mejor ropa, con mucha lana en la bolsa, bien peinado, rasurado, hasta al machete le sacaste filo, con toda una bolsa de condones... de cacería, y... nomas no agarras nada. Sí, y otro día vas por allí medio sucio, sin rasurarte, hasta con los calzones sucios y te salen chavas a lo bestia..., Yo sé porqué sucede eso, es tú mente, todo está en la mente.
Yo ya hice la prueba amigo, en mi investigación, en mi paso por la vida, hice la prueba, un tiempo me puse a pensar cosas feas, malas, cochinonas, hasta la cara se me veia sucia, mi cara cambio, la gente lo sentía; y luego otro tiempo pensé cosas bonitas, las cosas cambiaron
tenia más suerte...
Seguia aun mi mentor hablando media hora despué de haber llegado a mi destino.
Siempre me pasa eso, todos los amigos taxistas me cuentan sus cosas, sus penas, sirvo de expiación de sus pecados, han reido, llorado, hasta bebido conmigo. Tendré cara de paño de lágrimas? Tendré, luego, que contar otras chifladas anectdotas de los taxistas.